miércoles, 7 de abril de 2010

... de mamá de J. Fernández * 1ºA

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Estimados les invito mas que a seguir con la polémica, a orar, ser flexibles y dar gracias a Dios porque estamos vivos.

Hoy es tiempo de reflexionar y apoyar a nuestro colegio.

Visiblemente puedo notar que este movimiento aun no ha movido completamente nuestros corazones.

Un abrazo afectuoso y mis más sinceros respetos.

Apoderada de Joaquin Fernandez Palma Primer año A

..de Paola Rojas G. * 1ºB

Estimado:
Junto con saludarte, agradezco que al menos Uds. como CGPA estén entregándonos información a través del BLOG.
Te comento que tengo muchos colegas que tienen sus hijos en el CIT y el nivel de desinformación es grande. Personalmente siento que todos esperábamos que el Director del CIT Básica se preocupara de este aspecto, aun esperamos un comunicado Oficial de su parte y/o del Establecimiento ya que esto ha generado un ambiente de incertidumbre y desconfianza. Tal vez deben recordar que si bien el servicio se lo prestan a nuestros hijos, somos nosotros los padres y/o apoderados los que mes a mes cancelamos las mensualidades y quienes decidimos donde estudian nuestros hijos considerando varios aspectos, entre estos, la comunicación con los apoderaros, la información entregada, los docentes, etc.
En este contexto, si bien todos tenemos que poner de nuestra parte frente a la catástrofe que hemos vivido, aun estoy desconforme frente a la manera y los criterios con los que se tomaron las decisiones que involucran a nuestros hijos, sumado a esto ya ha pasado un mes y no tuvimos ninguna manifestación de parte del Rector. Personalmente he llamado por teléfono en reiteradas ocasiones al CIT Central y no contesta nadie, he ido y solo logré conversar con el auxiliar.
Por lo anterior, quizá este año ya no hay nada que hacer, pero todos esperamos durante el año cambios, el compromiso y la certeza de que todo será mejor para el futuro de nuestros hijos, principalmente para no tener que pensar en buscar un nuevo establecimiento el año 2011.
Atte.,
Paula Rojas Gutierrez
Apoderado 1ºB

...de Víctor San Martín PPAA del CIT

Estimados Padres y Apoderados:

He leído con mucha atención las diversas cartas que algunos de ustedes han compartido con el CGPA de nuestro Colegio Integrado, y que también me han llegado por correo electrónico. Soy parte del Directorio de la Corporación y formo parte de la Comisión de Educación de la misma. Pero no escribo en nombre del Directorio, sino como persona natural y apoderado de dos niños del Colegio, y también como conocedor de cerca
de la situación global del mismo. Por tanto, esta es mi opinión, y no necesariamente la del Directorio . No hablo por la Corporación, pues los únicos autorizados para hacerlo
son el Presidente, Sr. Claudio Faúndez, y la Vicepresidenta, Sra. María Elisa Díaz.
Y el encargado de buscar, transmitir e implementar las decisiones pedagógicas es el Sr. Rector del Colegio, Don Armando Labra y su equipo.
Tampoco es mi intención responder a todas las inquietudes que ustedes mencionan en sus respectivas cartas. Sólo quiero exponer las que, a mi juicio, son fuertes y contundentes razones que han llevado a tomar las decisiones que a ustedes se les han comunicado, como participante de dicha Corporación, y exponer a la vez un par de reflexiones acerca de la situación que nos afecta como CIT.
En primer lugar, quisiera referirme a las jornadas escolares (Básica en la tarde, Media en la mañana). Sé bien que la realidad chilena y talquina en particular puede parecer única, pero también es absolutamente imprevista y única la situación de grave excepción en la que nos encontramos todos en Chile. Ante esta situación hay que tomar
decisiones en vistas del bien común de la totalidad de la comunidad del CIT. Trabajo en el ámbito de la educación y, por razones ajenas a la actual situación que nos afecta, me ha tocado leer, revisar y evaluar informaciones sobre las jornadas escolares en varios países del mundo. En Europa está demostrado (excepto tal vez en España) que el alerta (capacidad de atención) de los niños entre 10 y 13 años disminuye drásticamente después de almuerzo y se prolonga por varias horas (hasta tres) luego de éste. La falta de alerta se produce básicamente por la fatiga cognitiva producida por los procesos
biológicos digestivos y por las situaciones propias del cambio orgánico y psicológico global de los adolescentes. Es bien sabido que la mayor cantidad de situaciones de falta de alerta y continuos llamados de atención por parte de los pedagogos desencadenan situaciones de disciplina complicadas y difíciles de manejar.
Sabemos también que este tipo de problemas se concentran mayoritariamente en adolescentes que cursan desde Octavo Básico a Tercer Año Medio. Dicha falta de alerta disminuye en el caso de los niños menores.

En segundo lugar, la situación contractual de los profesores de Enseñanza Media ( y, por tanto, de profesores especialistas) es distinta a la de los profesionales de Educación General Básica. Mientras que la exclusividad es prácticamente total en estos últimos,
en aquellos es muy difícil de lograr debido a que las necesidades curriculares del Colegio son distintas en Básica y en Media. En otras palabras, contamos con mayor disponibilidad contractual en Enseñanza Básica que en Enseñanza Media, donde los profesores tienen compromisos con terceros o su carga horaria está limitada a su sector de aprendizaje.
Por otra parte, y siempre en vistas del bien común, creemos que los desafíos de calidad educativa se presentan en nuestro Colegio de forma especial en la Enseñanza Media, dado que dichas exigencias en Enseñanza Básica son distintas y están bien satisfechas,
gracias al esfuerzo de los profesores, los apoderados y los niños. Entonces, la decisión de preocuparse de modo especial por la Enseñanza Media (con los desafíos del SIMCE y PSU) derivan en que debamos priorizar, incluso en la excepción en que nos encontramos, a estos alumnos en esta ocasión. Sabemos que la mayoría de los
preuniversitarios (a los que asisten una gran cantidad de estudiantes nuestros de 3° y 4°) funcionan en horario de tarde y vespertino. Pero, por otro lado, y contando con los estudios revisados, se hace necesario escoger los tiempos de aprendizaje más oportuno para ellos, siempre en la perspectiva del Bien Común.

En tercer lugar, sobre la seguridad de los niños pequeños en jornada de tarde: su situación no difiere respecto de la mayoría de los Colegios (privados y municipalizados) de Talca que cuentan con Jornada Escolar Completa (es decir, 38 horas lectivas semanales), además que (y esto es sumamente importante de comprender) nuestros niños no sufrirán lo que otros escolares de Talca y otras ciudades asoladas por el
terremoto, que es la de tener que compartir la infraestructura con niños de otros Colegios y Escuelas (también algunos con financiamiento compartido) con hasta tres jornadas, tal como se está haciendo actualmente. Los sistemas de locomoción colectiva para niños pequeños (minibuses escolares) y los mismos apoderados seguirán yendo a buscar a los niños a la hora que los apoderados lo requieran, mientras que quienes saben usar de la locomoción colectiva lo seguirán haciendo de forma regular y/o normal. La supervisión de tareas y trabajos no interfiere en el horario laboral de los padres en forma significativa. Al menos no en una gran cantidad de casos que conozco y donde los
padres siguen trabajando en jornada diurna de 6 a 8 horas, y no ven a sus hijos hasta la tarde o noche incluso. Considérese, además, que en pleno invierno los niños enferman mucho más en las jornadas de mañana que de tarde…

En cuarto lugar, todos sabemos en las condiciones estructurales que quedó el Colegio CIT Poniente luego del terremoto, lo cual configura, por desgracia, la situación que debemos abordar ahora. Al respecto, es bueno recordar que nuestro país (y especialmente nuestra ciudad) está sufriendo una de la mayores catástrofes naturales de su historia registrada. Puede haber mucha gente que no quiera ver o le cueste aceptar esta situación. Pero es tal vez un signo de los tiempos, una Palabra de Dios (si me permiten decir este atrevimiento) el que nos hagamos solidarios entre todos y compartamos en parte el sufrimiento de una porción muy grande de la gente
(familias enteras y sus niños) de nuestro país. Creo que también debemos ver más allá de nuestro propio interés y hacer un esfuerzo solidario que, en términos pedagógicos, no significa un costo mayor, que es absolutamente temporal y que nos permite optimizar los tiempos de un modo y en una oportunidad que quizás no se nos presente de modo tan claro en el futuro.

Creo que lo que ocurre debe dar lugar a la unidad más que a la división, a la búsqueda de soluciones solidarias más que a las particulares e individuales (e incluso individualistas). No juzgo a quienes buscan alejarse de esta realidad, tal vez incluso hasta los comprendo (soy padre de un alumno de Enseñanza Básica). Pero no
justifico, ni como padre, ni como apoderado, ni como miembro del Directorio, la actitud de quienes, en lugar de buscar la unidad, de solicitar la información en los canales pertinentes, optan por excluirse (y excluir a sus hijos) dejando, además, tras de sí una
estela de dudas e incertidumbres, escapando a una excelente oportunidad de comunión y solidaridad, y adoptando la actitud de la avestruz, autoconvenciéndose de manera artificial de que las cosas en Chile, en Talca y en nuestro Colegio, marchan iguales y normales después del 27 de febrero.

Todos y todo es distinto después de lo ocurrido. Pero no podemos obligar a nadie a participar del desafío de construir el CIT en las buenas y en las malas. Tal vez sea un proceso natural de decantación para el gran desafío que debemos emprender: el de construir el Colegio Integrado con el que estamos soñando en el futuro próximo. Estoy
seguro de que quienes nos quedamos sabremos responder con eficiencia, pero también con bondad y solidaridad, a este desafío que nos llena de esperanza.
Saludos y respecto para todos ustedes,
Víctor San Martín R.